Hay personas y personas. Están aquellas que sufren por los limones que les ha deparado la vida a lo largo de los años, y están quienes, con ellos, se hacen una limonada y la saborean hasta la última gota. Es una excelente metáfora para comenzar a hablar de qué es la resiliencia y cómo incrementarla.
Es una capacidad que posee todo ser humano de hacer frente a las adversidades transformando los obstáculos en impulsores y trampolines hacia la superación. Es una actitud positiva ante la vida. Implica salir fortalecido de los infortunios que se presentan en el camino.
Tú puedes convertirte en una persona resiliente si te motivas y decides a desarrollar esta capacidad natural en tu propio beneficio. ¿Te animas? Al principio, te supondrá un esfuerzo extra (porque estamos más acostumbrados a la queja que a la gratitud), pero con el tiempo disfrutarás de las ventajas de vivir en positivo.
¿Cómo desarrollar una actitud resiliente?
– Abandona la queja. Sé agradecido. Significa dar gracias por lo bueno, sin maldecir lo adverso y adoptar a esto último como una oportunidad para superarte.
– Sé coherente. Ten la entereza para aceptar lo que no puedes cambiar de ti y de tu vida, el valor y la voluntad para cambiar lo posible, y la coherencia para registrar la diferencia.
– Aléjate de personas tóxicas. Son esas que se quejan todo el día, se lamentan por el pasado y sufren de ansiedad ante el futuro, que absorben tu energía vital. Aquellos que no te amen tal cual eres no merecen permanecer en tu entorno.
– Cuídate. Cuida tus emociones y cuida tu cuerpo. Llevar una dieta sana y practicar deporte es parte del autocuidado necesario para potenciar la fortaleza necesaria para enfrentar lo adverso. Una buena hidratación también es fundamental para mantener un buen estado de salud. Elegir un agua mineral natural como las que te ofrecemos desde Bebidas Naturales es siempre un acierto.
– Deja de juzgarte. Da igual que sea para bien o para mal. Eres quien eres, acéptate y quiérete.
– Desarrolla tu optimismo. Obsérvate objetivamente. La vida en sí merece la pena. Una persona optimista se levanta cada día con un proyecto o unas metas que cumplir durante el día.
– Sé práctico. No te apegues al pasado ni te inquietes por los días que vendrán. Vive el presente, mira tu propia vida con perspectiva y no te amargues.
– Intenta ser creativo, incluso ante las dificultades. La búsqueda de alternativas, de distintas maneras de hacer lo de siempre, de diversos modos de pensar lo mismo… Eso te diferenciará del resto de las personas que andan, allí afuera, de hombros caídos.
– Lo único permanente es el cambio. Es fuente de vida. Incluso lo que en apariencia es negativo tiene una lógica en tu vida. Deberías aceptarlo.
– Planifica objetivos y trabaja por ellos. En el ámbito personal, social y familiar o laboral.
– Procura ganarte el sustento gracias a una actividad que te apasione. Es garantía de éxito en el mediano o largo plazo.
– Toma decisiones. No esperes que el teléfono suene, toquen a tu puerta o ganes la lotería sin apostar… Elige tu propio destino. Una persona resiliente no cree en la suerte; sabe de sobra que es el único responsable de su propia felicidad.
Ahora que conoces qué es la resiliencia, procura potenciarla y construir tu felicidad y la de tu familia a partir de las pequeñas cosas cotidianas. ¡A por ello!