¿Te miras al espejo y adviertes que algo no va como siempre? ¿Sientes la piel de tu rostro tensa y sin brillo? ¿Notas que ha perdido la elasticidad y la luminosidad de hace algunos años? No te aflijas y ponte ya en marcha para recobrar la salud de tu piel cuanto antes y así evitar una piel apagada. Dedícale a esta tarea algunos minutos al día y verás los resultados en un abrir y cerrar de ojos.
Un cutis deslucido o desmejorado suele deberse a la falta de una limpieza profunda y a la consecuente acumulación de células epidérmicas muertas. Para eliminarlas y permitir que la luz se refleje uniformemente en tu rostro, hay muchas cosas que puedes hacer. Empieza por ocuparte (no preocuparte) de tu piel y apunta los siguientes consejos para una piel saludable:
– Acude a la manzanilla, una aliada de la buena piel. La manzanilla se puede utilizar como potente tónico. Hidrata y tonifica el rostro. Por sus propiedades regenerativas, aporta células nuevas, brinda elasticidad y luminosidad natural.
– Cuida tu piel de los rayos UV. Si utilizas maquillaje, deberías usar una base con filtro de protección solar (FPS) mínimo de 15. Siempre. Nunca olvides que el daño solar es acumulativo.
– Duerme lo suficiente. Tu piel se renueva durante la noche. Ocho horas de sueño son reparadoras. Una piel descansada siempre se ve más luminosa y con menos ojeras.
– Haz ejercicio físico a diario. Media hora al día de ejercicio aeróbico acelera el ritmo cardíaco y ello beneficia también a la piel. Hacer caminata o correr en cinta de gimnasio o al aire libre, paseos en bicicleta, participar en clases de zumba o de baile (de cualquier estilo)… Lo que sea, siempre que te exija moverte y sudar un poquito.
– Convierte a la exfoliación en un hábito. Incorpora el exfoliante a tu rutina una vez por semana. Procura que esté destinado a tu tipo de piel (seca, grasa, normal o sensible). Con los dedos índice, anular y mayor, esparce el exfoliante y masajea cada centímetro de tu cara. Al día siguiente, la sentirás más suave y menos apagada.
– Hidrata tu piel desde el interior. Porque tu piel necesita estar bien en la superficie, pero también en las profundidades, cuídala por dentro. ¿Cómo? Bebiendo al menos dos litros de agua al día (ocho vasos). Mejor siempre si es agua mineral natural como la de Agua Doy, un agua mineral natural de mineralización débil, lo que la hace más fácil de asimilar a tu cuerpo.
– Aporta diariamente hidratación a tu piel. Dos veces al día, al levantarte y a la hora de irte a dormir. Utilizar cremas específicas de día y de noche respectivamente favorecerá la renovación celular.
La piel, con un poco de disciplina y esfuerzo, se revitaliza rápido y sin necesidad de recurrir a tratamientos agresivos o métodos invasivos. Modificando algunos hábitos de cuidado, tu piel pronto cambiará su aspecto desvitalizado. Incluso sin maquillaje notarás la diferencia.