El agua y el deporte: el caso del ciclismo

Agua y deporte van de la mano. Ninguna práctica deportiva es ajena a la necesidad de agua y el ciclismo, por supuesto, no se queda atrás. ¿Por qué importa tanto beber cuando se sale en bicicleta?

La hidratación durante la práctica del ciclismo

Sea un simple paseo, un exigente entrenamiento o una dura competición, al salir en bici el organismo trabaja para llevarte al éxito. El cuerpo se pone en marcha para responder a lo que se le exige. Los músculos se mueven, la respiración se acelera, los sentidos están alerta, el corazón bombea cada vez más fuerte y la temperatura sube. El agua participa en cada una de estas actividades y en muchas otras.

La termorregulación en el ciclismo

El agua se consume para mantener en marcha al organismo y se pierde para controlar la temperatura corporal. La termorregulación es una de las funciones más importantes que realiza nuestro cuerpo y utiliza las reservas de agua para conseguirla. Es especialmente necesaria cuando practicamos deporte. ¿Por qué?

Para que los músculos hagan esfuerzos requieren energía. Esta se obtiene gracias a los carbohidratos y grasas disponibles en el cuerpo que, con su combustión, liberan calor. Para que la temperatura corporal no supere límites peligrosos, el agua se expulsa por los poros de la piel para que se evapore al aire. Esta evaporación ayuda a reducir la temperatura interna.

Por lo tanto, el ciclista pierde agua en grandes cantidades al hacer ejercicio. Por otro lado, el ciclismo es un deporte que se practica casi siempre en exteriores y con mayor frecuencia en primavera y verano, cuando el sol aprieta y hace más calor. Esto aumenta muchísimo la pérdida de agua en termorregulación.

Con el agua también se pierden sales minerales necesarias para el funcionamiento celular, por lo que conviene reponerlas en cuanto sea posible.

Los beneficios del agua mineral para los ciclistas

Los efectos de la deshidratación aparecen con solo un 1-2 % de pérdida de agua durante el pedaleo. Incluyen la pérdida de capacidad física, cognitiva y sensorial, el mareo y las náuseas. El rendimiento deportivo baja en picado. Mayores niveles de déficit hídrico pueden causar calambres, náuseas y desvanecimientos.

Es importante concienciarse de que beber es más que calmar la sed. Es un acto de supervivencia. Por eso, los ciclistas deben llevar siempre botellas de agua mineral natural, como Agua Doy, que les permitan hidratarse a medida que practican deporte. Así:

– Evitan los síntomas físicos y sensoriales de la deshidratación.

– Mejoran el rendimiento deportivo. Esto es crucial si tratas de conseguir méritos, superar tus marcas personales o prepararte para una competición.

– Permiten una óptima termorregulación.

– Reponen electrolitos. Según la intensidad del ejercicio, se perderá más o menos sales minerales, pero beber agua mineral ayuda a reponerlas.

¿Cuánto beber al practicar ciclismo?

Recuerda que la hidratación empieza con buenas prácticas diarias. Una hora antes de salir con la bicicleta, bebe unos 300-600 ml de agua mineral natural. Esta será un buen aporte para iniciar la sesión.

No esperes a sentir la sed durante el pedaleo. Bebe unos 100-150 ml cada quince minutos. Al acabar la prueba, rehidrátate para recuperar las funciones corporales y permitir que los músculos asimilen el esfuerzo y descansen.

Conviene pesarse antes y después de la prueba para conocer la cantidad de agua perdida. Si no lo haces, bebe al menos un litro en la hora siguiente, sin prisa. Y si crees que necesitas más, bebe más. Nada de riesgos.

El agua y el deporte se dan la mano. El deporte es salud y la hidratación, su pilar. No lo dudes: si lo tuyo es la bicicleta, ¡bebe agua mineral natural Agua Doy!

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