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Cómo beber agua mientras entrenas para ganar efectividad

¿Entrenas a diario? ¿Sabes cómo y cuándo beber agua para ganar efectividad en el gimnasio? Para que no dudes ni un momento y te hidrates de manera adecuada, te damos algunas recomendaciones al respecto.

Hidratación: claves para un entramineto eficaz

El organismo pierde mucha agua cuando practicamos deporte. Por ello es tan importante que ingieras una apropiada cantidad de líquido antes, durante y después de hacer ejercicio. Este buen hábito contribuirá a que rindas al máximo y ganes efectividad en tu trabajo de gimnasio. Ten en cuenta que ejercitar un cuerpo deshidratado puede ser muy perjudicial para la salud e incluso terminar en una fatalidad. No deseas eso, ¿verdad? Entonces, presta atención a estos consejos prácticos.

Antes de entrenar

Líquido en pequeñas cantidades. Entre media y una hora antes de entrenar, bebe un vaso de agua cada quince minutos. Las tomas pequeñas favorecen la absorción; tenlo siempre en cuenta.

Durante el entrenamiento físico

Un litro de líquido cada mil calorías consumidas. La hidratación consistirá en beber pequeños sorbos en intervalos regulares (cada quince o veinte minutos), de modo que irás reponiendo el agua y los electrolitos eliminados a través de la transpiración. El agua fresca (a no más de 21 ºC) mantendrá, además, los niveles de glucosa en sangre, variable de la que depende tu buena performance en el gimnasio.

Después del ejercicio físico

Reposición de líquidos perdidos. Es fundamental para la buena recuperación del cuerpo, sus músculos y articulaciones. La rehidratación final debería iniciarse lo antes posible. Para saber cuánto líquido beber en esta ocasión, se aconseja pesarse antes de entrenar y al terminar la actividad física. Aunque no lo creas, al asistir a una clase aeróbica dirigida, realizar una sesión de spinning o jugar un partido de fútbol se pueden llegar a eliminar entre dos y tres kilogramos de peso. Pues bien, la diferencia entre los dos pesos corporales (el antes y el después) es equivalente a la cantidad de líquido perdido. Esa es justamente la cantidad de agua que deberías consumir para que tu cuerpo no se resienta tras haber sido exigido durante el entrenamiento.

Además, ten en cuenta lo siguiente

Reconoce los signos de la deshidratación. Nunca esperes a tener sed. Ante la mínima sensación de sed, dolor de cabeza, vómito, mareos, debilidad muscular o una significativa reducción en tu rendimiento deportivo, procede a una rápida rehidratación. De seguro la podrías estar necesitando. Descartado este asunto, acude a un médico, claro está.

El líquido ha de ser agua mineral. ¿Por qué? Más allá de que las bebidas para deportistas, energizantes o isotónicas, son muy utilizadas y efectivas, el agua mineral arrolla la sed como ningún otro líquido y evita el aumento de la temperatura corporal, factor determinante de tu buen rendimiento físico. Por ello ha de ser tu prioridad y estar ubicada en el número uno de tu podio a la hora de hidratarte. Siempre tiene que estar en tu mochila.

Que no te dé lo mismo cualquier agua

Procura tomar siempre un agua mineral de calidad superior, de mineralización débil o muy débil, baja en sodio y de excelente sabor. Si puedes elegir, opta por Agua de Bronchales, diurética, que favorece la eliminación de toxinas, tiene un gran poder de hidratación, resulta excelente para dietas pobres en sodio y es adecuada para la preparación de alimentos infantiles.

Desde Importaco nos motiva asesorarte sobre cuándo beber agua durante tu entrenamiento físico diario. Nos importa, sobre todo, que persigas un estilo de vida saludable y sano. Para aplicar todo lo aprendido en este post, prepara ya tu botellín de agua mineral en tu mochila del gimnasio. Tu cuerpo notará la diferencia.

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