Debemos vigilar la hidratación de los niños todo el año, no solo cuando hace calor. ¿Deben los niños beber agua en invierno en mayor cantidad? No necesariamente, pero sí debemos comprender que la deshidratación no entiende de estaciones y que al no tener la sensación de calor propia del verano, puede que la sensación de sed tampoco sea la misma.
En este artículo te hablamos de la importancia de la hidratación de los niños en el frío invierno.
Según un estudio de la Universidad Rovira i Virgili y la Universidad de Zaragoza, el 87 % de los niños españoles no está convenientemente hidratado. Esta cifra tan elevada indica que hay que seguir concienciando. La hidratación es vital para las actividades diarias de los niños y para su rendimiento escolar. Pero, sobre todo, lo es para su salud y crecimiento.
Es común que los padres no sean conscientes de que el sentido de la sed no está igual de desarrollado entre los niños que entre los adultos. Esa podría ser una de las causas de esta deshidratación tan generalizada, ya que, si el niño no pide agua, se podría pensar que no tiene sed, sobre todo en invierno. Sin embargo, la realidad es que hay que enseñarles a beber más agua y se debe inculcar su consumo.
Aunque con el frío parece que se pierde menos agua por evaporación, la verdad es que las necesidades hídricas son igual de importantes que en verano. Hay varios factores que influyen en la pérdida de agua:
– Actividad física. Los niños suelen jugar de manera activa, hacen deporte y practican actividades físicas en las que se produce transpiración.
– Exceso de abrigo. A veces usan demasiada ropa y pueden hasta pasar sofoco. En ocasiones ni se dan cuenta. También se practica más deporte con ropa de abrigo y hay más transpiración que pasa desapercibida.
– Climatización. Los niños pasan más tiempo bajo techo y los aparatos con bomba de calor y las estufas resecan el aire. Al respirar, pierden más agua corporal que en un ambiente húmedo.
– Dieta. En invierno no recurrimos tanto a las frutas frescas y verduras. Los niños comen menos de estos alimentos, por lo que dejan de incorporar el agua que hay en ellos.
– Enfermedad invernal. Los típicos resfriados, catarros y gripes de invierno pueden causar fiebre. La regulación de la temperatura corporal exige mayor cantidad de agua.
Muchas veces, los niños no son conscientes ni de tener sed ni de pasar calor. Están «en sus cosas», como jugar, y no se detienen a pedir agua. Además, en invierno esta petición es menos común que en verano, cuando el calor aprieta. En invierno tampoco apetece tanta agua fría, y las bebidas calientes no son atractivas para los niños.
Por eso, queda en manos de los padres estar atentos a que tomen agua con frecuencia. Aquí algunas ideas:
– Asegúrate de que siempre llevan en la mochila una botella de agua mineral natural, como Agua de Bronchales. Así podrán beber en el colegio o durante las actividades fuera de casa.
– Si los acompañas en actividades deportivas, procura darles de beber cada 20 minutos y al menos 250 ml al acabar el ejercicio. En estos casos puede ser tan buena el agua mineral natural como las bebidas de Refrescos Minerales.
– Lleva tú una botella de agua en el coche, bolso o maletín. De este modo siempre podrán beber cuando vas a buscarlos, te acompañan a la compra o en cualquier otra situación fuera de casa.
En Importaco no queremos que tus hijos formen parte de aquel 87 % poco hidratado. No lo dudes: en invierno, ¡dales de beber!