El agua es un elemento imprescindible para la salud, ya que nuestro cuerpo está formado en un gran porcentaje por ella y necesitamos estar hidratados para que todas nuestras funciones se lleven a cabo con normalidad. Pero ¿sabías que no todas las aguas minerales son iguales? Esto hace que la elección de un tipo de agua adecuada sea muy importante y, además, sea necesario leer con detenimiento las etiquetas del agua mineral para escoger la que mejor se adapte a tus necesidades concretas.
Lo que tienen en común los diferentes tipos de agua mineral es su origen. Se extraen del subsuelo y se denominan de esta manera por su contenido en minerales, ya que en su camino atraviesan diferentes arenas y rocas absorbiendo parte de ellos. Por lo tanto, es sencillo pensar que dependiendo del tipo de suelo por el que pase el agua, tendrá un contenido en minerales u otro. En función del residuo seco que presente el agua, puede clasificarse en cuatro tipos:
– Agua de mineralización fuerte, que es la que posee más de 1500 miligramos por litro de residuo seco.
– Agua de mineralización media, que posee entre 500 y 1500 miligramos por litro de este residuo.
– Agua de mineralización débil, que es la más habitual en España. Posee entre 50 y 500 miligramos por litro de residuo seco. El Agua de Cortes, Agua Doy, Font des Teix y Font S’Aritja entran en esta clasificación.
– Por último, tenemos el agua de mineralización muy débil, que destaca por poseer menos de 50 miligramos por litro de residuo seco. El agua de Bronchales es un ejemplo de excepcional calidad de este tipo de agua.
Pero ¿qué es el residuo seco? Simple, es únicamente el parámetro que indica la cantidad de minerales que están presentes en el agua, por lo que no está relacionado con la pureza del agua mineral, aunque pueda parecerlo, ya que están presentes de manera completamente natural.
Esta información suele aparecer en las etiquetas y te dará la clave para, dependiendo de tu estado, poder escoger el tipo de agua que más te beneficia en cada momento (puede que tu médico te haya recomendado consumir alguno de estos tipos en concreto por motivos de salud). Por ejemplo, para niños y mayores que tienen los riñones más inmaduros o personas que por cualquier circunstancia los tengan algo deteriorados, el agua de mineralización débil es la más indicada porque evita que trabajen en exceso.
El residuo seco presente en este tipo de agua hace que el que sea inodora e insípida se convierta en un mito. Cada uno de los minerales que puedes encontrar aporta un sabor especial, por lo que será, sobre todo, cuestión de gustos el escoger un tipo u otro. Veamos ahora los tipos de agua más habituales que podrás encontrar en función de sus componentes.
– Aguas fluoradas: se denominan de esta manera las que contienen más de 1 miligramo por litro de fluoruro.
– Aguas magnésicas: cuando el contenido de magnesio supera los 50 miligramos por litro.
– Aguas sódicas: en caso de que posean más de 200 miligramos por litro de sodio.
– Aguas aciduladas: reciben esta denominación cuando tienen más de 250 miligramos por litro de CO2.
– Aguas ferruginosas: si el hierro está presente en más de 1 miligramo por litro.
– Aguas cálcicas: cuando el calcio aparece en el agua en más de 150 miligramos por litro.
– Aguas cloruradas: esta denominación aparece cuando la concentración de cloruro en el agua es mayor de los 200 miligramos por litro.
– Aguas sulfatadas: en caso de que los sulfatos aparezcan en cantidades mayores de los 200 miligramos por litro.
– Aguas bicarbonatadas: cuando poseen más de 600 miligramos por litro de bicarbonatos.
Desde Bebidas Naturales te animamos a mirar siempre las etiquetas del agua mineral para poder tener una referencia. El mundo del agua mineral es apasionante, aunque debido a su cotidianidad no hayamos reparado mucho en ello. ¡Conoce el agua que bebes!