Identificamos Baleares con turismo, sol, playa y el azul Mediterráneo. Pero lo cierto es que estas islas son mucho más que eso. En Mallorca, mirando al cielo, se alza la sierra de Tramuntana, la mayor formación montañosa del archipiélago.
Este entorno de gran belleza natural nos regala magníficas vistas y, además, un agua mineral extraordinaria. Te presentamos Tramuntana, la sierra mallorquina declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.
La Tramuntana se asoma al Mediterráneo cayendo a pico, casi precipitándose sobre el mar. El margen noroeste de Mallorca está ocupado por los 90 km de largo de esta sierra de abruptos acantilados verticales, simas profundas y picos orgullosos. Define por completo el paisaje mallorquín y, con él, la forma de ser y cultura de una población que, desde hace milenios, ha ocupado calas, ensenadas y laderas de gran pendiente. Los pequeños pueblos de piedra aparecen dispersos, como hitos en el camino.
Los habitantes de la comarca de Tramuntana han llevado, principalmente, una vida marinera, pero también se han alimentado de otras aguas. La sierra es conocida por la calidad de su agua mineral natural, como la de Font Teix y Font S’Aritja, que se nutren del manantial de Font des Teix. En la Tramuntana abundan manantiales que brotan efervescentes, lo que nos habla de todo un mundo subterráneo ajeno a la superficie.
¿A qué se debe la calidad de las aguas de esta sierra? Las precipitaciones son altamente irregulares, pasando de los 1.400 mm anuales de las cumbres centrales a los 600 del extremo noreste.
Parte del agua de lluvia corre hasta el mar en los escasos y turbulentos torrentes. Unas veces libre y, otras, dirigida momentáneamente por viejos molinos de ladera. Otra parte de la lluvia se introduce en la tierra y alimenta el suelo, la vegetación y los cultivos, que aquí se distribuyen en curiosas terrazas que miran al mar.
Una porción que empapa el suelo se escurre en secreto entre las fisuras de la piedra y, junto a la nieve de las cumbres, protagoniza el paciente proceso de formación de acuíferos. Gota a gota, durante milenios, el agua se esconde de la luz y atraviesa cientos y cientos de metros del mejor filtro posible, la roca. Se trata de las formaciones que, durante millones de años, han modelado Mallorca. Estratos de rocas volcánicas, yesos, arcillas, margas, calizas y dolomías. Cada una de estas capas tiene sus características, composición y densidad, por lo que el agua va atravesando diferentes fases de filtrado hasta encontrar su sitio en algún embalse oculto.
Estas aguas subterráneas se han aprovechado desde tiempos inmemoriales. Ahí están los antiguos pozos, pero también los inteligentes qanats, unas galerías construidas ya en el primer milenio, para extraer el líquido de las venas ocultas y dirigirlo a cisternas, terrazas y pozos. En la sierra hay vestigios de toda una serie de ingenios y construcciones para el aprovechamiento del agua, un bien escaso y preciado en las islas que debe respetarse y cuidarse.
Hoy seguimos aprovechando el agua de los mismos acuíferos que antaño, pero con técnicas más modernas y respetuosas, que permiten un embotellado práctico, versátil y que conserva al máximo sus características.
Las aguas de la sierra de Tramuntana que ofrecen Font Teix y Font S´Aritja son de mineralización débil, frescas y agradables de beber. Por eso, en Importaco te animamos a conocer el agua mineral natural de Mallorca. ¡Sírvete un vaso de las profundidades de la isla!