El deporte de montaña está hecho para disfrutar del entorno, del paisaje y del aire puro. Tiene algo especial, diferente de lo acostumbrado en el resto de los deportes que se practican cerca de la ciudad o en recintos. En la montaña todo cambia: eres tú y la naturaleza.
Pero lo que sí tienen en común todos los deportes es la dependencia del agua. Ninguno puede practicarse sin un buen suministro de líquido que asegure la correcta hidratación. De lo contrario, no solo se ponen en peligro los éxitos conseguidos, sino que se pierde toda diversión y, en casos extremos, mucho más que eso.
Si queremos disfrutar de los deportes de montaña debemos cuidar nuestra reserva hídrica. El agua corporal se pierde rápidamente cuando hacemos ejercicio físico, ya que se consume en las funciones vitales que mantienen el cuerpo en marcha y acelerado. Pero es al mantener la temperatura adecuada cuando el agua del cuerpo se pierde en mayor cantidad y con mayor rapidez.
Nuestro organismo es sensible a los cambios de temperatura interna y hace grandes esfuerzos por mantenerla entre unos límites muy estrechos. Estar un poco por encima o por debajo de la temperatura adecuada puede tener resultado fatales. Ese control de la temperatura requiere del agua corporal. Cuando pasamos calor (en verano, en espacios con calefacción, bajo el sol o cuando hacemos ejercicio físico), el agua sale del cuerpo a través de la piel y se evapora en contacto con el aire, de manera que nos enfría.
Esa será la principal vía de escape del agua corporal durante tu travesía por la montaña. No importa que solamente estés paseando o que hagas senderismo extremo. No importa que sea escalada, esquí o descenso de cañones. Realizar deporte al aire libre contribuye a una mayor pérdida del agua de nuestro cuerpo. La deshidratación se hace presente y esto tiene consecuencias muy negativas para tu salud y tu rendimiento deportivo.
Por eso, entre el equipamiento básico de todo deportista de élite o aficionado debe haber un buen suministro de agua mineral. Por ejemplo, si estás haciendo barranquismo por la sierra de la Tramuntana, en Mallorca, nada mejor que llevar una botella de agua de Font S’Aritja de Bebidas Naturales.
Ahora bien, aunque mantener la hidratación es fundamental, no podemos dejar que esa responsabilidad impida la diversión. El deporte requiere de cierta flexibilidad y facilidad de movimientos, y lo cierto es que cargar con mucho peso no hará sino cansarte más y, paradójicamente, sentir sed mucho antes.
Por eso conviene que elijas bien la botella de agua mineral que vas a llevar para practicar deportes de montaña. Deberías calcular tus necesidades valorando la intensidad prevista del ejercicio, la climatología del día y la duración de la jornada. Así, es conveniente llevar una botella de medio litro para consumir en rutas poco intensas de una o dos horas.
En cambio, si se prevé una jornada deportiva más larga o intensa, tendrías que valorar llevar botellas de agua de mayor tamaño. Si usas una mochila, no dudes en cargar una botella de uno o dos litros. Una opción muy interesante, si sois un grupo, es llevar una garrafa de agua y dejarla en un punto específico como campamento base. Cuando volváis de pasear, escalar o esquiar, os estará esperando para satisfacer vuestras necesidades.
En definitiva, en Importaco queremos que busques el consenso entre las necesidades hídricas de tu organismo y la diversión del deporte. ¡Por algo has ido a la montaña! No dejes que te engañen ni las cumbres nevadas ni el frescor de los manantiales: al practicar cualquier deporte de montaña, ¡hidrátate bien!